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Psicodermatología

La piel, imagen refleja de nuestra mente.

 

        Rubor (enrojecimiento) por vergüenza, sudor por miedo o ansiedad y pérdida capilar son ejemplos de que la necesidad de atención psíquica se formula a través de síntomas o quejas somáticas, las cuales se localizan frecuentemente en la piel.

          Los estudios sobre el tema muestran que los pacientes con problemas dermatológicos tienen un 20 % más de alteraciones psíquicas que la población en general, y más de un tercio de los que consultan al dermatólogo necesitan tratamiento de factores emocionales.

         La piel, anexos (pelo) y el sistema nervioso tienen un mismo origen embriológico común, comunicándose por intermedio de proteínas como neurotransmisores y hormonas. De tal forma,  que el estado biológico del sistema cutáneo/nervioso (sano o enfermo) afecta directamente al otro. En definitiva, podemos decir que la piel refleja de alguna forma nuestro estado mental.

        Las enfermedades psiquiátricas pueden agravarse o bien favorecer el desarrollo de cuadros dermatológicos como acné, alopecia, psoriasis, vitíligo, etc. También al afectar el sistema inmune (las defensas del organismo) pueden facilitar la aparición de infecciones en la piel y mucosas, como verrugas, celulitis, herpes, micosis (hongos), etc. De igual modo, un alto porcentaje de las personas con una enfermedad de la piel presentan algún trastorno psicológico. Esto claramente puede afectar la respuesta al tratamiento. Por ejemplo, el acné de los adolescentes empeora en épocas de exámenes y mejora en vacaciones y que existe un tipo de caída de cabello (alopecia areata) fuertemente relacionada con el estrés.

 

            ¿Qué hay que tratar primero, la mente o la piel?

 

             Es muy importante que el dermatólogo evalúe la presencia de un trastorno psicológico junto a una alteración cutánea y derivar al psiquiatra para tratar de forma simultánea e integral al paciente. El no hacerlo puede empeorar el pronóstico de estas enfermedades.

 

Estrés agudo

 

El estrés agudo, se genera cuando un acontecimiento vital adverso es percibido como una amenaza inmediata, generando una alteración de nuestro estado mental: la muerte de un ser querido, un divorcio, una mudanza, un accidente, o el diagnóstico de una enfermedad grave.

 

             ¿Cómo repercute este tipo de estrés en la piel?

 

          El estrés agudo puede empeorar rápidamente enfermedades cutáneas como el acné, la psoriasis, dermatitis atópica, o las úlceras bucales entre otras; en el cabello puede desencadenar diferentes tipos de alopecia (efluvios telogénicos, areata, androgenética)

 

Estrés crónico

 

El estrés crónico, se produce ante una situación de estrés mantenido. Es decir, cuando nos enfrentamos a una situación agobiante de forma habitual o permanente, ya sea por conflictos o problemas a nivel personal, familiar o laboral.

 

             ¿Cómo repercute el estrés crónico en la piel?

 

El estrés mantenido puede dificultar la curación de las enfermedades mencionadas: acné, psoriasis, dermatitis, liquen, etc., y puede contribuir a empeorar la alopecia, tanto masculina como femenina.

 

Síntomas depresivos

 

          Las patologías cutáneas que afectan gravemente la imagen corporal pueden llevar a desencadenar síntomas depresivos. En especial las crónicas como el acné, la calvicie, la dermatitis y otras, pueden afectar seriamente a la autoestima del individuo. También suelen producir ansiedad, sentimientos de inseguridad, insomnio, irritabilidad, etc., llegando a comprometer la vida social, laboral y familiar de la persona. Algunos trastornos psicológicos pueden generar síntomas cutáneos como picor generalizado (prurito), urticaria, púrpura (extravasación hemática bajo la piel), dolor sin causa aparente como la glosodinia (dolor en la lengua y la boca) y la vulvodinia (molestias en la vulva).

 

         Por todo lo explicado, se recomienda a las personas que acuden a la consulta de un dermatólogo por algún problema puntual de su piel, que reflexionen ante la posibilidad de que un factor psicológico como el estrés, ansiedad, depresión, etc., esté alterando el funcionamiento normal del organismo, y revelándose con alteraciones en la piel. Esto, que para algunos podría parecer muy ajeno a sus circunstancias, es cada día más común en un ambiente social y laboral competitivo y exigente, y para ello se necesita un tratamiento integral proporcionado por especialistas.

 

Dr. Matías Amenábar Figueroa

Médico Psiquiatra y Psicoterapeuta

Nuevo Equlibrio

 

 

 

 

 

 

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